Thursday, September 08, 2005

"Cuando ya no haya más espacio en el infierno, los muertos caminarán aquí en la tierra"

Con la llave de la muerte

Caminamos con nuestros cuerpos arruinados en el aire devastado y nuestro espíritu atrapado entre los barrotes de las ideologías impuestas. Lamemos el pavimento para encontrarnos a nosotros mismos y la sangre se contamina de plomo e hipocresía, porque ya no somos naturales ni espontáneos, ya no hacemos las cosas porque nos nace sino porque nos lo obligan. Con la mente ya pre-manufacturada y con las creencias ya impuestas tomamos el tren de la civilización como ciegos e inconcientes, como muertos vivientes, sin cuestionarnos por nada, sin saber que caemos lentamente a un precipicio sin fin para el beneplácito de unos cuantos plutócratas. Nos usan, nos manosean, serviles y obedientes rendimos pleitesía al orden establecido y bajo el yugo del dinero y la ignorancia las aguas sucias se empozan en las cloacas de las almas. Así, en esta hecatombe espiritual, el lenguaje pierde su profundo significado, la palabra ya no vale nada, la mentira es la soberana, la veracidad queda hecho polvo y mugre y nadie es verdadero ni sincero. ¿Quién soportaría el horror de verse dentro de sí mismo sin ninguna atadura mental ni ideológica, quien soportaría arrojar al fuego todas las máscaras sociales y quedarse vacío ante la estupefacta oscuridad ilimitada? Nadie. En el mercado de personalidades cada cual se ofrece a sí mismo en compra y venta por temor, por vileza y cobardía, todos están vendidos o comprados por el mejor postor, sea dios, patria, libertad o cualquier otra ideología impuesta. Conciencias llenas de bazofia se aglutinan en el retrete del mundo capitalista hasta que pierden su esencia. Ya no hay humanidad, lo que ha quedado es una masa informe de parásitos cancerígenos que están matando a la Tierra, a quedado solamente la enfermedad, la peste mental, la ruina psíquica, la vergonzosa existencia de seres deshonestos que mezquinamente velan por sí mismos en un mundo podrido. ¿Vale la pena seguir con esta farsa? ¿Qué sentido tiene cambiar el mundo si nadie cambia su sucia conciencia? ¿Para qué vivir como servidumbre de una denigrante sociedad y sentirse como porquería de carne moviendo las ruedas de un nefasto engranaje? Nacimiento, adoctrinamiento, trabajo, procreación y luego muerte: tal es el sendero del animal humano en las ciudades de la Decadencia, tal es el destino fallido de una humanidad perdida, angustiada, incompleta e infeliz.
Te invito a que tomes conciencia de lo que nos ocurre aquí y ahora, y si crees que soy ofensivo, pues ni modo, el objetivo de mi página en la red (de este nefasto invento llamado Internet) es compartir la desesperación y el profundo desencanto que corroe mi espíritu viviendo en esta civilización carcelaria de hacinados, controlados, vigilados como tú, como yo, como todos.
SANTO BELIAL