Thursday, September 08, 2005

MANIFIESTO DE LOS VAMPIROS


Manifiesto a los vampiros

Sobre el sarcófago de los dioses dancen al compás de la muerte, en la desesperanza y desconfianza quiebren ya los sueños ilusos. Busca la estrella negra que habita más allá de la noche y entonces escucharás los alaridos de tu interior, estupefactos alcanzaréis la desesperación del vacío profundo, el sin-sentido y el absurdo. Arrojados a un universo hostil escupid en la cara de la existencia y entonces la llama de la oscuridad arderá en vuestro roto corazón, asimilaréis la nada en la humedad del abismo y en la pequeña muerte de todas las cosas. Vencer al dragón-serpiente es casi imposible, por lo tanto debéis cabalgarlo hasta llegar al horizonte en llamas y beber el elixir del amor en las tinieblas, allí donde no hay dioses, ni ángeles, ni diablos, ni duendes, donde la máscara de la realidad es una monstruosa figura que inspira un sublime horror. Tomad la espada de sangre y degollad a los débiles en su miserable condición, que no quede gota de sangre que no haya sido derramada en nombre de la infinita oscuridad. Sacrifica al sacrificador, el cristo quedó hecho polvo, la piedad es para los pusilánimes de alma, goza en tu venganza, ira e indignación, el tiempo de la sub-humanidad ha acabado yá, elevad vuestro espíritu por el azur estrellado y fundíos en el infinito sagrado donde yace en su trono la reina del cielo. Ahora viene la revancha emocional y la guerra final, pues han sido milenios de falocrática represión donde mujeres y hombres fueron mutilados para forjar su propia cárcel llamada civilización. Milenios de ruina, esclavitud, humillación para caer hoy en día en la media noche de la noche de la decadencia, cruzando el precipicio en una cuerda floja a punto de cortarse, lamiendo los huesos de la calavera social. Tomad vuestras máquinas de guerra y combatid al enemigo que quiere cortar vuestras alas, destruidlo sin misericordia, esta es la última batalla, la última oportunidad de recobrar la divinidad propia y la dignidad. Con las frentes en alto alcen vuestros estandartes hacia la noche y hacia el caos, la abominación quedará hecho trizas, el orden establecido hecho cenizas, y entonces nunca más habrá pecado, ni culpa, ni remordimiento, ni mala fe. Poned las alas a la serpiente y dejad que ella muerda su cola eternamente, ella es energía, ella es sensualidad, ella mantiene al universo en movimiento, ella es el amor, ella-la-nada es la esposa del caos.
El caos es el arquetipo de aquel lugar (o no-lugar) que "existía" antes de la creación, antes de la injusticia primordial, el retorno al caos es el retorno a lo que NO existía, a lo que NO había más allá del primer verbo, lo informal, es lo innombrable e imposible de descifrar. Encaminándonos al caos volvemos a la nostalgia de aquella tranquilidad perpetua de la Nada, EL SILENCIO PRIMORDIAL, más allá del nirvana o de la ataraxia, en el caos reencontramos el infinito del devenir, donde no hay ni vida ni muerte, ni luz ni oscuridad, ni bien ni mal. Es el caos el vehículo hacia nuestra liberación fundamental.