Saturday, December 03, 2005
El Caso Martínez
En Marzo del 2000 conocí en la universidad a un personaje cómicamente extraño que llamó mucho mi atención. Mateo Martínez era su nombre. Vestía siempre gorro de lana, usaba lentes y era gordete, tenía un sentido del humor peculiarmente negro y se hacía llamar anarquista. Eramos compañeros en la facultad de filosofía y nos hicimos buenos amigos por compartir intereses similares como la crítica radical al sistema, la literatura, la música, el cine y un odio radical a la monotonía de la vida. Como aficionados a los vicios y a la vida bohemia, compartíamos largos momentos conversando sobre cualquier tema filosófico que se nos ocurría en ese momento. Pero siempre que yo topaba el tema de la conspiración por el dominio del planeta, él se exasperaba al máximo, y como si yo estuviera hablando "locuras" jugaba el papel de intelectual escéptico, trataba de deslegitimar lo que yo decía con una que otra retórica. Todas mis opiniones sobre sobre la conspiración se basan en lecturas de libros como "El retorno de los brujos" de Louis Pauwels y Jaques Bergier, "El péndulo de Foucault" de Umberto Eco, "Por la senda de Lucifer" de Gabriel López de Rojas, "Las Sociedades Secretas en la cita del apocalipsis" de Jean Robin, "Los protocolos de los sabios de Sion" estudiados y comentados por M.E Jouin, "El rey del mundo" de René Guénon, "Hitler, el último avatar" de Miguel Serrano, "Las sociedades secretas" de Reynaud de la Ferriere, "Historia Universal de las sectas y sociedades secretas" de Jean Charles Pichon, y muchos otros libros de la no muy apreciada Teoría de la Conspiración que llegaron a mis manos. Cuando le hablaba sobre este tema escabroso, él siempre se incomodaba y no me dejaba seguir con mis especulaciones conspiranófilas porque algo le molestaba. Yo ya empezaba a dudar. ¿Por qué para este estudiante de filosofía hablar de conspiraciones era algo inapropiado y lo consideraba de locos y paranoicos? Me extrañaba que él no esté interesado en saber cuales son los hilos que mueven el poder en el mundo y cual es el lado oculto de la historia si se hacía llamar anarquista. Cuando le decía que en el poder hay personas de carne y hueso con nombres y apellidos que pertencen a sociedades secretas o sectas, él me replicaba diciendo que el poder es una máquina, un sistema y no hay que identificar quien está en el poder sino que hay que analizarlo como un objeto. Sin embargo, en una de las largas conversaciones que tuvimos él me habló sobre la masonería y de un extraño libro llamado "El Nuevo Orden Mundial" , que su padre formaba parte de una orden masónica, que él mismo fue "bautizado" en esta secta (no es lo mismo que "iniciado"), me mostraba símbolos de la masonería en las iglesias católicas, como el cráneo y los huesos tallados en la piedra de la puerta de las catacumbas de la Iglesia de San Franciso de Quito, o "el ojo que todo lo ve" en la Iglesia de la Compañía, me hablaba sobre las tenidas que realizan en las logias masónicas y además me hablaba con mucha pasión de las novelas sobre los templarios y sobre el Santo Grial. Unas veces negaba que formara parte de esta secta y otras veces lo afirmaba. Después de cinco años de amistad (entre muchas peleas por diferencias de pensamiento) me daba cuenta que su contacto con la masonería era evidente pero no estaba seguro que formara parte activamente de esta secta. Hasta que por efecto de unos panfletos sobre la conspiración que escribí por email a muchos amigos que teníamos en común, y a otros de sus contactos, él decidió desenmascararse ante mí por el chat del messenger en internet, diciendo que es grado 18 de la masonería y que además pertence a la Orden Illuminati. No podía creerlo, me tomó por sorpresa, ya lo conocía como mal bromista, pero esto se pasaba de la raya. Entre algunas cosas ofensivas contra mi persona me decía que su misión era vigilarme y controlarme, que habían pensado en su Orden secuestrarme y torturarme, que nunca fuimos amigos sino que yo era su misión. Pura patraña de un manipulador que quiere amedrentarme y hacerme callar, así pensé mientras leía lo que escribía. Le seguí la corriente y lo que hice fue sacarle información, me decía: " soy de descendencia judía. cuando los judíos fueron obligados a cambiarse el nombre en España, los Martínez nacieron. Y bueno, tu ya sabes que soy comunista y pro soviético, así que ahí tienes: soy judío, masón y bolchevique...vaya que tus sospechas eran acertadas. Me sorprende tu intuición. ¡¡AMO EL DOLAR!! tenemos un santuario con el gran ojo que todo lo ve...es el signo de la bestia, y fue tan fácil introducirlo entre los humanos..." Ya es noticia de un periódico viejo que el símbolo de la pirámide y el ojo que está en el billete de un dólar es un símbolo sagrado egipcio que la Orden Illuminati adoptó como suyo, pero que él fuera judío no lo sabía, porque como el judío Karl Marx, él se hacía llamar "ateo". Entonces recordé los nexos profundos que existen entre el judaísmo y la masonería. Lo más paradójico y estúpido me pareció que diga que es comunista y luego que ama el dólar. Entre una de sus confesiones asombrosas también afirmó : "nosotros queremos el caos y el mal. Somos los santos guardianes del apocalipsis. Estamos llevando al mundo hacia donde nosotros creemos: la total aniquilación de la especie humana a través del genocidio nuclear. Ese es nuestro Plan desde hace miles de años. Un solo hombrecito como tú no puede detenernos...nosotros somos el motor de la historia". Así me dí cuenta que lo que decía no era broma, entendí que este tipo está totalmente loco o realmente forma parte de esta secta de enfermos mentales, había que tomarlo con mucha seriedad y poner atención a lo que afirmaba. Al principio yo estaba convencido que me estaba tomando el pelo, pero luego recordaba que todos los libros de la Teoría de la Conspiración que había leído hablaban de un Plan por la dominación del mundo de unas cuantas sectas o sociedades secretas en las que se encuentran la masonería, la Orden Illuminati, los jesuitas, la Sociedad de Thule, los Templarios, Los Rosacruces, algunos judíos que se hacen llamar sionistas, etc. Entonces supe que no era pura basura lo que afirmaba este señor, que algo tenía de realidad.
Tomé el archivo de la conversacón y lo mandé por email como otro panfleto sobre la conspiración. Esto provocó una reacción inmediata de Martínez quien enseguida mandó un texto lo más extraño explicando su vinculación con la Orden Illuminati y cuales eran sus objetivos y principios. Hablaba del Plan de dominación del mundo que ha durado milenios, también que fueron creados por seres de algún punto del infinito Universo y otras extravagancias que rozan en la simple ciencia ficción y en la locura. Sin embargo, el punto más interesante es que el Plan de dominación acabará con un apocalipsis creado por ellos mismos, como afirma Martínez en su texto: "Si es necesario, se reducirá todo el experimento transhistórico a cenizas, si no se consigue llevar a cabo el PLAN DEDOMINACION INTERPLANETARIA. En pocas palabras, si no podemos dominarlos, los mataremos a todos y nos iremos a nuestra casa a tomar cerveza. Nosotros amamos el apocalipsis y nos va bastante bien".
¿Qué creer? ¿ Esto no es más que una broma de mal gusto o algo tienen de verdad? La cuestión es que después de todos estos insidentes yo seguí mandando mis panfletos, hasta que un buen día Martínez hace una llamada a mi familia para comunicarse con mi madre y decirle que yo formo parte de una secta de satánicos y que él y muchos amigos están preocupados por mi salud mental y que debería preocuparse por lo que pienso y escribo. Nada más bajo y vil que traicionar así a un viejo amigo. Pero desde ese día supe que nunca fue mi amigo y que realmente estaba declarando una guerra como verdaderos enemigos. Hoy en día anda diciendo a las personas que conocíamos en común que yo ando "loco" y que todo lo que escribo no son más que tonterías, lo cual no me causa ningún oprobio ni daño, ya que no me importa realmente lo que los demás digan o piensen de mí. Ahora más que nunca, después de este "caso Martínez", mis investigaciones sobre la conspiración seguirán con la misma intensidad, además de desenmascarar al poder y continuar con la lucha frontal contra el déspota y totalitario Imperio Mundial o Nuevo Orden Mundial.