Sunday, January 22, 2006
CAÓTICO DESENCANTO
Suspendidos en la incertidumbre y en la indeterminación, la humanidad entera parece descarriada arrojándose a sí misma a un abismo sin fondo y sin luz. Son milenios de civilizaciones y, sin embargo, la muerte, la enfermedad y el mal no se han ausentado de la miserable condición humana. Hoy seguimos perdidos en el sendero de la global locura, donde los políticos son marionetas de financistas manejados por las mafias, y en donde se construye el proyecto "ultra-capitalista", "neo-liberal", "post-moderno" de suicidio colectivo. La ciencia y la tecnología, hijas malditas de la modernidad, están violando y envenenando a la madre tierra: la biotécnica y la ingeniería genética, los ensayos nucleares y bio-químicos, la biodiversidad privatizada, la vida en manos de empresarios corrompidos, la masa energética de trabajo en los cuerpos masificados que construyen este sistema de explotación y de esclavitud. La historia universal parece una conspiración o plan que devino en lo que es ahora nuestro presente, una humanidad masificada en inmensos mastodontes de concreto urbanos, como en un gran zoológico, enjaulados y esclavizados, enajenados y alienados, fuera de sí mismos colaborando con lo que llaman “proyecto”, “progreso”, “desarrollo” entre las guerras fraticidas y las hambrunas, la inequidad y la injusticia, la esclavitud y la opresión. La humanidad es esclava del Imperio que rinde pleitesía a unas cuantas familias dueñas de las 200 corporaciones transnacionales, bancos, medios de comunicación, medios de producción industrial y tecnológico, todos vinculados a la masonería, el sionismo y a los Illuminati. Estos poderosos no respetan poblaciones enteras por mantener su ambición de poder global, pues entre las peores atrocidades y masacres se ha instalado este Imperio y mantenerlo está conduciendo a la humanidad a la total perdición. Se ha formado ya el nuevo desorden mundial, el relativismo y la indeterminación, el principio de incertidumbre y el no-realismo, el retorno a lo mítico-mágico-“new age”, la racionalidad quebrada, dan la bienvenida al Caos, al reino de lo indefinible, la caída del Imperio es inevitable. Sin poder sujetarse en nada, el hombre perdido es fácilmente esclavizado, moldeado, masificado, usufructuado, pero al mismo tiempo impredecible en su ira y trasgresión, pues su reacción a la nada es una potencial fisura para el orden global.
1) El retorno al caos como principio de la nada
El retorno al caos es abrir las puertas al misterio de lo no-determinado. No existe racionalidad para dar orden a las turbulencias de lo caótico, no existe forma de categorizar lo que no tiene concepto. El reino de la nada y del caos no puede ser palpable o reconocible, es simplemente indescifrable, no hay forma de concebirlo o asimilarlo, es como el remolino en medio de un océano desconocido. Lo imposible se convierte en posible, lo complejo en sencillo. Cuando no hay nada todo es posible, ser dioses, causar guerras, dañar al universo, destruir el cosmos y volver al caos, destruir para volver a construir, matar para volver a morir. Cuando reina la oscuridad y no hay suelo donde poner los pies, sólo queda caer, la vida no tiene sentido si somos seres serviles a la maquina social de destrucción, reina la congoja y la profunda decepción, que luego se convierte en odio y profundo rencor contra la existencia, para luego transformarse en acción-reacción, lanzar una piedra y golpear al poder.
El poder imperial con sus redes político-económicas, culturales y psico-sociales,diseñado hace siglos por los sionistas masones, ha creado la máquina de esclavos donde miles de millones de cerebros moldeados bajo el orden consumista-capitalista-judeocristiano pierden el sentido de la vida y entran al reino de los muertos, son usufructuados y manejados por las redes del poder, y se convierten en carne muerta. Así, el retorno al caos es la negación de la negación, en el caos todo se elimina, hasta el mismo poder negador. En la decepción y en la ira se canaliza el cuerpo hacia la lucha contra nuestros enemigos que no nos permiten la liberación. Pues por la liberación, la carne muerta se hace vida por un nuevo comienzo, se reconoce que nos han moldeado y usado,el poder ha tratado de matar nuestro ser y al despertar de la pesadilla, el coraje y la trasgresión se apoderan de las almas quebradas. La liberación está en el caos y recuperar el instante presente más allá del orden del tiempo es la misma libertad. El caos rompe los límites del espacio-tiempo y del infinito, rompe toda racionalidad y conciencia, rompe toda responsabilidad hacia todo totalitarismo imperial y no existe autoridad ni moral, ni dios, ni ley, ni secta alguna, ni ningún imperio que se resista a las fuerzas de la Posibilidad Infinita.
El mundo totalitario es una verdadera olla de presión, un solo fósforo que puede incendiarlo todo. Al borde de lo indeterminado y relativo cualquier cataclismo social es posible. Vemos que el miedo “nuclear” es constante por las amenazas terroristas que provoca el totalitarismo del Estado, pues no hay peor terrorismo que la “seguridad” del Estado que mantiene su poder brutal de injusticias con su terrorismo preventivo (como sucede en Irak y en Afganistán en estos instantes). Si el Estado es el causante del terrorismo y no hay otro terrorismo que el terrorismo de Estado, entonces el terror es el instrumento del poder para mantener la “seguridad” totalitaria del desorden capitalista. El atentado terrorista del 11 de Septiembre del 2001 en EE.UU fue un acto caótico que benefició al Estado imperial en su conquista mundial, lo increíblemente atroz fue posible. Desde Drezden hasta Nagazaqui, el imperio mundial refleja la muerte y la oscuridad de la hecatombe moral de nuestros tiempos. Para estos Illuminatis la vida humana y su dignidad no valen nada, mujeres y niños son arrasados en los bombardeos a diario en Afganistán, Irak, Palestina etc. ya no existe la tolerancia y el respeto, peor la solidaridad.
En los últimos siglos ha topado fondo la humanidad y la indeterminación y el desencanto abren las puertas del caos primordial, el bautismo de fuego y guerras mundiales, descontento generalizado y catástrofes sociales. Nos acercamos a la línea cero, estamos llegando al vacío radical de todas las cosas, cayendo despavoridos hacia el abismo sin fondo, en las aguas negras del nihilismo. La humanidad camina sobre la cuerda floja y un paso en falso puede ser fatal, así vamos angustiados y ansiosos en la civilización que han construido los "Superiores Desconocidos". ¿Nos dejamos caer y disfrutamos masoquistas el dolor y el vértigo infernal, o nos insertamos en la guerra y en el caos para saber que estamos aún vivos luchando por la vida y la liberación? En este mundo sin moral, donde te dan la mano y en la otra llevan un puñal, donde la traición, la mentira, la falsedad, la hipocresía, la impostura y la desconfianza son el pan de cada día, la humanidad entera se condena hacia el dolor y la soledad, hacia el terrible derrumbe espiritual; en este mundo global capitalista, donde todo ha perdido sentido, sólo queda dudar y ser cínicos ante la absurda realidad, solo queda destruir lo construido y crear destruyendo.
2) El suicidio colectivo
“Esta es la Guerra de Todos contra todos”, es la frase que describe a lo que nos ha conducido el proyecto moderno con sus supuestos de “progreso". Miles de satélites están vigilando desde el espacio como nos autodestruimos, como hemos convertido a la civilización en un suicidio colectivo, mentimos diariamente por mantenernos seguros y con fe, en medio de la ignominia y la hipocresía. En el poder se encuentran unos cuantos empresarios multimillonarios, banqueros mundiales, burócratas ignorantes, psicópatas enfermos por el poder y la ambición, sionistas, masones, Illuminatis, quienes conducen a las sociedades a firmar su epitafio, cavando su propia sepultura, pues mientras muera un niño de hambre diariamente por las estructuras económicas capitalistas del Imperio, la llamada democracia se derrumba y se extingue y la humanidad entera es la responsable. El pillaje, el robo y la injusticia mantienen el sistema neoliberal, miles de millones de esclavos son explotados y manejados por el capital, desde Tailandia hasta Perú, el dólar circula como prepotente dictador para mantener a los pobres más pobres y a los ricos más ricos. Las políticas económicas de los gobiernos son el desastre que causa cada vez más descontento, depresión, ansiedad y desencanto. La injusticia es generalizada, ¿cuantos milenios más de guerras, muerte y destrucción tiene que vivir la humanidad para entender su razón de ser? ¿somos realmente el fatal accidente del cosmos, el error, el virus? La naturaleza está reaccionando, se están derritiendo los polos por el calentamiento global, el planeta se está oscureciendo, crecen las pestes y epidemias, hay terremotos y huracanes, se abren las grietas en la tierra y el hombre cae en ellas como arrojado a un pozo sin fondo. Somos naturaleza que se destruye a sí misma, y la naturaleza misma nos está destruyendo, el error garrafal del hombre de sentirse superior a ella lo está extinguiendo.
Ya no hay valores que sostengan nuestra existencia, los dioses han muerto y con ellos sus dogmas y valores, en un torbellino agujero hacia la nada crece la desesperación y la angustia. ¿Qué sentido tiene todo? Arrojados en cavernas oscuras como en una noche eterna, caminamos ciegos sin saber hacia dónde nos estamos dirigiendo. Los dirigentes que mueven los hilos del poder imperial judeocristiano, son los cabecillas del suicidio colectivo que pensando solo en sus intereses y en sus beneficios dirigen a una sociedad sin corazón y sin alma hacia la muerte. La caída se expresa en la crisis axiológica existencial que ha dejado toda moral hecho polvo, la carencia de valores deja al ser humano desamparado y desconfiado, ya no cree en nadie y por lo tanto hace lo que quiera sin respetar al otro: la guerra, la competencia malsana, la exclusión, el odio sin sentido, la muerte misma de la solidaridad…el humano se ha convertido en objeto de mercado y en valor de uso, usufructuado y manipulado se descompone en espíritu y cuerpo, sin reconocerse a sí mismo se ve confundido con los objetos y la materia, se vuelve objeto útil al mercado, como capital humano se anula y se aniquila, se descompone. Condenada a la desgracia, la humanidad no encuentra su posición en el cosmos, ha apretado el gatillo en su sien y la muerte lenta la deja en una brutal agonía, en la profunda ignominia.
3) El espíritu del desencanto
La obsoleta racionalidad quebrada, sin fundamentos y sin asiento, se pierde entre los nuevos alucinados milenaristas que profetizan el fin del mundo en la era del desorden, entre la espiritualidad mercantilizada en boga de la religión "new age" financiada por masones-Illuminatis, entre avistamientos de Ovnis, hechicería y brujería, el chupa-cabras, la impresionante proliferación de sectas, medicinas alternativas, yoga en medio del smog, terapias sexuales satanistas etc...así parece que nunca se ha salido de la Edad media en su profunda oscuridad y decadencia. Los espíritus enfermos que se anulan en la depresión y caminan extraviados en la alienación total, sin confiar más en nada, se entregan al nuevo mercado de almas, frente a una cristiandad hecho trizas optan por lo que se adapte a sus gustos. Espiritualmente Oriente está colonizando a Occidente, mientras que físicamente Oriente es colonizado con bombardeos por Occidente. En este desorden global se escuchan los gritos de los nuevos gurúes de la muerte que claman al cielo “¡sálvense quien pueda!”, todo el mundo es un Titanic hundiéndose al fondo de un océano negro. En este ambiente de ansiedad ante lo inevitable, lo peor es lo más probable, ahora nos toca decir “ya vendrán días peores” para consolarnos, el desencanto se apodera de nuestra carne entre el ruido y el smog de cualquier ciudad o en los mares y ríos contaminados de cualquier campo, nos damos cuenta que la existencia misma de la totalidad fue un error, dios nunca nos abandonó porque nunca estuvo con nosotros porque nunca existió y sentimos el desamparo y la desconfianza de vernos arrojados a la nada y al sin-sentido, volvemos al cero absoluto.
En este desalentador panorama donde ya no hay un horizonte a donde ir, el futuro es ninguno y todo lo que hemos hecho en el pasado parece un brutal error, lo único que nos queda es el presente devastador que nos arroja a la desesperación constructiva y adquirir así una ética de la indignación y del rechazo para salvar el instante y el momento presente. En el aquí y en el ahora el hombre es, bien soberano es aquel que no subordina el momento presente por las preocupaciones del futuro o los remordimientos del pasado, si en el presente es de sufrir se sufre con toda el alma y si es de gozar se goza hasta el infinito, pues en la ondulación del dolor y el gozo la humanidad se ha construido así misma. El desencanto es el síntoma, el deseo de liberación es la medicina, el caos es el vehículo para renacer de nuevo como otra humanidad, como otra promesa, la nada es lo no existente que no se puede nombrar, la oscuridad es la reina de todas las cosas. El espíritu es luz y sombra, bueno y malo, dulce y cruel, entre la guerra perpetua de los contrarios luchan en nuestro interior los demonios del ser pero en un mundo cada vez más putrefacto e insano.
El caos es el arquetipo de aquel lugar (o no-lugar) que había antes de la creación, es decir la eternidad, antes de la injusticia primordial, el retorno al caos sería el retorno a la eterna no existencia, a lo que no había más allá del mentiroso primer verbo, lo informal, es lo innombrable e imposible de descifrar. Encaminándonos al caos volvemos a la nostalgia de aquella tranquilidad perpetua de la Nada, el silencio primordial, más allá del nirvana o de la ataraxia, en el caos reencontramos el infinito del devenir, donde no hay ni vida ni muerte, ni luz ni oscuridad, ni bien ni mal. Es el caos el vehículo hacia nuestra liberación fundamental. Caotizar cualquier orden mental, político, social o espiritual es entonces el ímpetu de vida de cualquier espíritu libre que busque la total liberación. Es el desorden, la rebelión constante, la eterna subversión, la herejía ante cualquier poder que pretenda esclavizar al humano, el caos es el perpetuo rebelde que inspirado en el desencanto y en la decepción, lleva su ira y su indignación hacia la propia liberación. Proudhon decía: “Hay que destruir para edificar”.
El Imperio judeocristiano está cayendo en el CAOS y quedará hecho cenizas, la tensión general es insostenble, pues parece que las tensiones geopolíticas en Medio Oriente por la amenazante presencia de las bombas atómicas de Israel, hace pensar que el holocausto nuclear global está a la vuelta de la esquina.