Filosofar es especular sobre “la verdad”, es pensar sobre el ser, la realidad y sobre todo lo que Existe y lo que NO existe. Es Admirarse de la vida y maravillarse también por la muerte, reflexionar el sentido y el propósito de Todo, intuir la Nada y caer despavoridos ante el Misterio. Filosofar es acercarse a este misterio, aunque nunca se lo resuelva, porque la experiencia humana es también un misterio, como su reflexión y espíritu. Pensar sobre la conciencia y asombrarse por la inefable inconciencia es también filosofar, es decir un misterio.
“NADA ES VERDAD TODO ESTÁ PERMITIDO” es la frase escrita por Hassan Il Sabbah, el Viejo de la Montaña, y por Friederich Nietzsche, el abuelo negro del nihilismo, dos grandes sabios que intuyeron la NADA. Para ellos nada es real, la misma existencia es una ilusión, una obra teatral, pues lo irreal devora lo real y la luz de la razón no es más que un punto insignificante en la Infinita Oscuridad. Es en lo irracional de la imaginación, de los sueños, de los mitos y de la magia en donde se asienta el ser, la materia y la luz. Esta es la ilusión y la orquesta, es el simulacro de la materia devorándose a sí misma, pues todo lo que vive tiene que morir, todo lo cerrado debe abrirse y lo discontinuo debe volver a lo continuo. La polaridad es la Ilusión, es el engaño. Algunas nefastas religiones moralistas acentuaron esta farsa con conceptos de bien y mal, cuerpo y alma, paraíso e infierno, “Dios” y “Diablo”. Para el budismo y el taoísmo toda polaridad se anula en la Nada, también llamado Nirvana, anulando el “ego” que divide, en el inefable NIHIL. Pero para estas religiones monoteístas, que se apropiaron de la “verdad” y unieron la moral con el misterio de la polaridad, se inventaron las dos fuerzas “la divina” y “la diabólica”, se quebró el equilibrio, la pesadilla de la Decadencia esparció así sus alas negras. Ellos se apropiaron de la “verdad” y dijeron esto es lo único real para formar una sociedad hipócrita, moralista y corrompida de raíz. Ellos creen que “Dios”, “la razón”, “la dialéctica”, “el progreso” son la única “verdad”, su decadente civilización se aferró a estas verdades y fue esparcida con sangrientas conquistas imperiales. Pues al creer que tienen “la verdad” se sienten con la misión de esparcirla con imperialismo, violencia y brutales masacres. Quien se apodera de la “verdad” es alguien cobarde, que teme al misterio y que por sus prejuicios morales adquiere una posición arrogante. La religión se jacta de tener la “verdad” y la “moral” cuando en verdad es la esencia de la corrupción para lavar el cerebro y aglutinar la vida de miles de millones de seres humanos esclavos de su Dios. No es solamente “el opio de los pueblos” como la llamó Karl Marx, la religión es una herramienta de poder, dominio y esclavitud; y Marx lo sabía, pero era más fiel a sus correligionarios judíos de la banca internacional como Nathan Rothchild en moldear sus pensamientos filosóficos con su tradición religiosa y su ideología reaccionaria de un comunismo de Estado. Marx era judío y sin embargo se consideraba ateo, igual que Sigmund Freud, quien veía en la religión la manifestación de complejos psicológicos, o Albert Einstein quien afirmaba que “Dios no juega a los dados” y cuyo estudio de la física nuclear ayudó a la invención de la bomba atómica. Todos estos pensamientos son hijos de la brutal decadencia de occidente, dominada por un espíritu enfermo debido a la represión del judeo-cristianismo y el exacerbado materialismo racionalista.
Esta decadencia se explica por el rol de las instituciones del espíritu en la sociedad. Por ejemplo, la Iglesia Católica fue creada por algunos ricachones aristócratas patriarcas que se encargaron durante siglos de arrojar a millones de mujeres y algunos hombres a la hoguera, acusados de “brujería” y paganismo, también de esconder en sus archivos secretos la sabiduría del “brujo” e hicieron de sus dogmas la única “verdad”, ayudados obviamente por la masonería y otras sectas que ocultaron los conocimientos paganos. Pero la podredumbre y farsa espiritual también se reflejó en la filosofía, en donde Spinoza, Leibniz, Descartes, Locke, etc eran los patriarcas filósofos que se sirvieron de Dios para asentar su racionalismo decadente y moralista. Ellos pusieron las bases del “proyecto” de la modernidad, pues este nefasto dios racional inspiró el industrialismo de unas cuantas familias aristócratas que crearon bancos, ferrocarriles, fábricas, para dominar a la especie humana. Hoy en día las mismas familias son propietarias de las mismas empresas que heredaron de la época industrial, estas inmensas empresas privadas llamadas corporaciones multinacionales que mueven hasta ahora a la decadente civilización. Los europeos, junto con los norteamericanos, dominados desde su interior por el sionismo internacional, se adaptaron fácilmente a la estructura egoísta y mezquina de esta sociedad materialista. La “verdad” imperial del industrialismo y del supuesto “progreso” fue impuesta con sangrientas masacres al resto del mundo en su afán de dominación planetaria. Hoy en día la “verdad” occidental se disfraza de lindos vestidos como “libertad”, “justicia”, “igualdad” o “democracia” cuando todo es una mentira. Vivimos en la Era de la Hipocresía y el más mezquino y abusivo se ha apropiado de la “verdad” y lo ha llamado Dios único, razón, progreso, etc. Apropiarse de la “verdad” es un acto de dominación política decía Michel Foucault. El sistema se apropia de las creencias individuales y sociales gracias a lo que los dirigentes muestran como “verdad”. Sacerdotes, académicos, empresarios, políticos, banqueros, abogados, jueces, todos creen tener la “verdad”. Pero no se dan cuenta que su “verdad” se puede desvanecer de un soplo y los pilares que sostienen a su sociedad pueden temblar y desplomarse. Carlos Gardel decía en su canción “cambalache siglo XX”: “el mundo fue y será una porquería ya lo sé en el quinientos seis y en el dos mil también…cualquier burro es un profesor…quien no llora no mama…quien no afana es un gil”.
La decadencia ya fue intuida por Nietzsche y luego por Emile Cioran quien pensaba que la civilización humana “galopa hacia horizontes de apoplejía, hacia la era de Oro del Espanto”. El reino del egoísmo y la mezquindad materialista se ha instaurado en el planeta gracias a la religión, a la filosofía y a una serie de acontecimientos históricos planificados de antemano para cambiar la sociedad. Pues para controlar y manipular “la verdad” con fines políticos se necesita secretismo y para esto se crearon las famosas “sociedades secretas” quienes creen tener la “verdad”, como la masonería y la orden Illuminati, quienes se consideran elegidos por sus superiores desconocidos por ser “iniciados” en la senda del conocimiento. Ellos ocultaron las creencias fundamentales del saber durante siglos, como la alquimia, la numerología, la astrología, la geomancia, etc con fines políticos. El filósofo rosacruz Francis Bacon decía que “el conocimiento es Poder”. Por ello escondieron durante siglos los secretos de la magia sexual, para ejercer la represión política del instinto sexual a través de la Iglesia Católica, quien se encargó de satanizar al sexo mientras en el poder se realizaban orgías y quien sabe que otras ignominias. Hoy en día la farsante pseudo-cultura religiosa de la “nueva Era” (que de nueva no tiene nada porque en los ciclos del eterno retorno toda era es única e irrepetible) se difunde el conocimiento sagrado como objeto de mercado y consumo, a través de revistas y publicaciones masivas. ¿Qué intenta ahora el poder con la manipulación del conocimiento esotérico? El Nuevo Orden Mundial necesita su “verdad” y su religión oficial, los “secretos” de estas poderosas sectas religiosas han sido ya divulgados en varias publicaciones de libros y de Internet. El conocimiento que los rosacruces y los masones se guardaban para sí mismos, ahora uno lo puede encontrar en cualquier supermercado con nombres como “cábala para el hogar”, “alquimia gastronómica”, “tantra yoga para dummies”. Los nuevos gurúes que dirigen a esta sociedad ya tienen preparado las nuevas creencias de masificación para el Nuevo Orden Mundial. La gente, como ovejas obedientes, siguen a su nuevo pastor de la nueva era de zion y la sociedad de consumo manipula el conocimiento para su propio beneficio. Los hilos del poder mundial son manejados por los paradigmas en boga, la nueva era es una infame manipulación de consumo, una desacralización del saber. Se comercia con el conocimiento para llegar a fondo de la Decadencia, en esta marcha hacia la nulidad.
El reino de la intolerancia llena de sangre a las ciudades y la gente hace yoga en medio del smog, enajenados por los medios de comunicación y el poder del capital. Estamos cayendo, marchamos hacia la nulidad, Nadie tiene la “verdad”, el mundo está en el umbral del CAOS y la Incertidumbre, hay que dudar de la duda porque no existe ningún “yo”, todo influye sobre todo y somos legión, cualquier mendigo es un rey, cualquier rey es un mendigo. Todo el que dice tener la “verdad” quiere moralizar, todo tirano es un enfermo mental, el poder sobre otro es la esencia de la injusticia.