Tuesday, September 05, 2006

PSICOPATOLOGÍA DEL PODER


El poder dar órdenes a otro nace de un complejo psicológico de inferioridad y una profunda decadencia de los instintos. El hecho de que alguien se sienta con derecho a “mandar” por una supuesta e imaginativa jerarquía de poder, rango militar o clase social es un síntoma de degradación social y una deshumanización absoluta, ya que anula la natural individualidad y libertad de elegir por uno mismo. Cada ser humano nace en el mismo rango y en el mismo estatus, nadie se encuentra por encima de nadie sea por religión, raza, clase social, rango político militar o monárquico “divino”. Nadie tiene “derecho” de dar órdenes a nadie, y nadie tiene “derecho” de obedecer.

Cuando de la nada se inventó la enfermedad del poder jerárquico y su Estado, empezaron a aparecer “reyes” que engañando y engañados decían ser “elegidos por dios” para gobernar y dominar al resto de humanos. Desde las primeras civilizaciones aquellos que gobernaban siempre se llamaban a sí mismos “reyes o señores con una misión divina”. El moderno modelo piramidal nace de una verticalidad patriarcal monoteísta y egocéntrica en donde el poder es mantenido por aquel que da órdenes. Esta retrógrada creencia política, nacida de un misticismo monoteísta decadente, hizo que unos cuantos humanos se sientan “superiores” y otros “inferiores”. Se organizó a la sociedad humana con un modelo jerárquico y piramidal, en donde hay unos pocos humanos egocéntricos y machistas ("falocracia") que se encuentran dando órdenes a una inmensa mayoría de esclavizados a voluntad. Desde un principio, el orden jerárquico fue un instinto enfermo de dominación y poder que demostraba un profundo complejo de inferioridad y una vil codicia y ambición, para que una minoría disfrute de todas las riquezas, mientras que la mayoría se convertía así en servidumbre y esclavos feudos de la minoría. Los “reyes” se consideran por la sangre “elegidos” por sus dioses para gobernar, por eso mantienen la herencia y la tradición familiar para seguir en su dominación. Actualmente los reyes de Arabia Saudita, de España, de Holanda o de Inglaterra, son descendientes de un árbol genealógico por el cual se sienten con la “sangre elegida” para estar por encima de cualquier otro ser humano. ¿Qué tienen de especial? Es la enfermedad del PODER, es el profundo complejo de inferioridad que se manifiesta con un supuesto derecho divino de “ser superior” para mandar y dar órdenes.

Porque, en verdad, no deberían existir ni reyes, ni presidentes, ni senadores, ni jueces, ni militares, ni policías, ni sacerdotes, ni maestros, ni padres autoritarios, ni nadie que te diga que hacer o como llevar tu vida. Toda forma de vida debe ser una elección de uno mismo y no una imposición de un poder externo. Cuando aparecieron los “reyes y señores” también nacieron los esclavos, cuando los humanos empezaron a sentirse “superiores” a otros humanos, nació la esclavitud y por consiguiente la aniquilación de la libertad humana. Por eso el poder es una enfermedad y una peste, porque anula la libertad, anula la libre determinación de la vida de cada cual, anula el hecho de ser uno mismo el dueño de sus decisiones, pues siempre que alguien “mande”, está manipulando por poder y dominación, quiere quitar la libertad, quiere enfermar e infectar de esclavitud. Los que se sienten superiores para “mandar” piensan que son “libres” al dar órdenes, sin embargo, esto solo demuestra que es el complejo de inferioridad el que “manda” en sus instintos. Nadie es superior a nadie, ¿Cómo piensan que vamos a “obedecer” a aquellos enfermos mentales que ostentan el poder? El humano es débil y por miedo “obedece” y se deja manipular para encontrar un sentido a la existencia. Pero aquel que trasciende lo humano sabe que la obediencia es un instinto de decadencia y muerte, de anulación de la voluntad de ser uno mismo, sabe que dar órdenes y la obediencia se hicieron para los débiles enfermos mentales que sienten necesidad de “mandar” y “obedecer” para formar su sociedad. Mientras que los sanos y fuertes no mandan a nadie, y obedecen más que a su propia voluntad, y no necesitan el modelo piramidal para encontrar un sentido en la existencia. Los sanos y fuertes se bastan a sí mismos y saben que su “voluntad de poder” se encuentra en la creación artística de su propia vida y de su destino, en la creación de sus propios valores y de su propia forma de ser, y no en la enfermedad de la dominación política al débil, como los jefes de Estado Julio César, Nerón, Napoleón Bonaparte o Adolf Hitler, quienes eran unos enfermos mentales obsesionados con el poder mundial, querían ser amos y señores de todo el mundo, como quieren hoy en día estos masones-Illuminati del poder en los EE.UU, en Europa y en Israel. Estos enfermos por el poder muestran su profundo complejo de inferioridad en el hecho de sentirse “elegidos” por sus dioses para formar un Imperio Mundial, piensan que estos fantasmas religioso-políticos de su imaginación son los únicos y verdaderos dioses de todos los humanos. Pero sabemos que nada es verdad, y que no hay dioses ni diablos más que en la imaginación y en la necesidad cultural del ser humano por explicar y comprender su existencia. La debilidad de tener ídolos o ideologías religioso-políticas para sostener su vida es este decadente complejo de inferioridad de no bastarse a sí mismo, pues el más fuerte no necesita dios ni nada de nada para sostener su existencia, no necesita amos y no necesita esclavos. El más sano y fuerte es el dios y el diablo juntos, y no hay nadie a quien mande ni nadie a quien obedezca, ya que se da cuenta que todos los seres humanos también son el dios y el diablo juntos. Lamentablemente lo demasiado-humano ha creado estas nefastas ideologías de superioridad e inferioridad que están arruinando a la vida de este planeta. El sentirse con poder para dominar debido a creencias religiosas o socio-políticas es la esencia misma de la decadencia y la corrupción.

Vemos hoy en día, por ejemplo, que la estructura social está a punto de colapsar y quebrarse como un castillo de naipes ya que el modelo piramidal no puede sostenerse más. Los que están en el poder son los más enfermos y corruptos, y dirigen a una sociedad de enfermos hacia el abismo. Los representantes del Estado como presidentes, ministros, diputados, militares son la esencia misma de la corrupción, son manejados como marionetas por el poder económico de los grandes empresarios multimillonarios ("banco-cracia"), pues bien lo decía Maquiavelo que “el Príncipe no puede tener ninguna moral si desea mantenerse en el poder”. Es decir que para que exista el poder del Estado y su modelo piramidal es necesario mucha inmoralidad y corrupción. La intuición de Maquiavelo es letal, ya que el mismo decía que “el fin justifica los medios” y que para gobernar no importa la sangre derramada ni la ignominia moral. Adolf Hitler fue un perfecto maquiavélico, quien decía que la política era una simple herramienta para algo mucho más mítico y épico. Hitler y Bush se sienten por igual “elegidos” por dios para formar un Nuevo Orden Internacional y no importa los medios necesarios para llegar a este fin. Esta enfermedad del poder ha causado innumerables masacres y guerras en toda la historia humana, milenios de sangre derramada para mantener en el poder a unos cuantos enfermos mentales ambiciosos que quieren un Imperio. Han sido milenios de estupidez e ignorancia y seguimos rindiendo pleitesía a “reyes” y “gobernantes”, seguimos viviendo de rodillas ante el déspota y el autoritario, seguimos como esclavos manteniendo un sistema putrefacto en donde no se respira por ningún lado una sana libertad.

El Estado y las enfermas ideologías de las clases millonarias deben desaparecer por el bien de la humanidad, si queremos sobrevivir. Los dementes gobernantes, quienes nos están dirigiendo al abismo, están planeando una guerra mundial en las que van a usar bombas atómicas que destruirán a nuestra Madre Tierra y por ende a nuestra Vida. Parece que la historia del Estado, del poder y del modelo piramidal terminará con una catástrofe atómica sin precedentes, los gobernantes de EE.UU, de Europa, de China, de Rusia, de Japón, de Arabia Saudita son una sarta de enfermos mentales que están a punto de arrojarse bombas nucleares para exterminar a la estirpe humana. Todo en nombre del poder…