La actual “crisis de los alimentos” no es causada por desajustes económicos ni por desavenencias políticas, ni mucho menos por sequías ni escasez de comida, es causada, más que nada, por el infame egoísmo y mezquindad de las clases dominantes (banqueros, empresarios transnacionales, financistas, mafias racistas burguesas, etc.) quienes gracias a una supuesta “crisis de los alimentos” pretenden monopolizar la nutrición humana a través de los gigantes emporios empresariales transnacionales de la alimentación y causar hambrunas en sus políticas de despoblamiento humano por negocios. La civilización occidental, cuya piedra angular es la codicia sin límite, se sujeta por las monstruosas empresas transnacionales que pueden subsumirse a UNA SOLA CORPORACIÓN dedicada al saqueo de recursos naturales, a las tecnologías de producción masiva, medios masivos de lavado cerebral, transporte, entretenimiento, comunicación, mercado de la genética, alimentación y al establecimiento de la última fase del Imperialismo que han llamado Nuevo Orden Mundial o “globalización”.
La “corporación transnacional” de alimentos, asentada en los países millonarios del norte, tiene una sobre-producción en masa de trigo, maíz, soya, arroz, carne, lácteos, gracias a la ingeniería genética, a la manipulación de semillas para la sobre-producción, al monopolio y a la competencia desleal propios del sistema capitalista. La despilfarradora y opulenta Unión Europea junto a los abominables EE.UU, Rusia, China, Japón, tienen sobre-producción de alimentos y necesitan exportarlos a los países colonizados a través de Tratados de Libre Comercio (TLC) en su afán imperial de controlar a toda la humanidad. Henry Kissinger, uno de los criminales y genocidas amos del gobierno de EE.UU, declara sin sangre en la cara que “
para controlar a las naciones hay que controlar a la energía, y para controlar a los individuos hay que controlar a los alimentos”. Las políticas de monopolio alimenticio por parte de la “corporación transnacional” son ejercidas a través de organismos internacionales político-jurídicos
tales como FAO-ONU, FMI, OMC, Banco Mundial, etc. organismos manejados totalmente por la burguesía transnacional que se encargan de brindar apoyo a las empresas transnacionales en el control imperial de los alimentos, ejerciendo presión en los gobiernos en pos de la total dominación privada de la clase empresarial-imperial. El infame discurso imperialista de la “globalización” es una máquina de genocidio, puesto que las políticas de monopolio de los alimentos está en este instante empobreciendo aun más al campesinado así como a las clases pobres obreras y populares, a los excluidos y desfavorecidos del sistema mezquino mundial. Las hambrunas silenciosas provocadas por el mismo sistema capitalista han venido ocurriendo desde hace mucho tiempo en África, Asia, América Latina, sin que a ningún cerdo burgués le importe. La hipocresía de la sociedad es magnánima, pues es evidente que las políticas económicas de subir los precios de los alimentos son dictadas por los propios amos de las finanzas y de las empresas transnacionales, en su mezquino afán de dominación. Además que la miseria, la pobreza y el hambre de la mayoría sostienen el despilfarro y opulencia de una minoría, las políticas de genocidio silencioso sostienen al miserable sistema capitalista.
Pues bien, el sistema dinerista mundial es manejado por los usureros y egoístas banqueros de los países ricos, quienes pretenden mantener a toda costa este modelo genocida de civilización, incluso provocando hambrunas a escala mundial, como está ocurriendo en este instante en cualquier lugar del mundo en donde reina el individualismo fanático, el egocentrismo mezquino, la envidia, el odio, el racismo, la ignorancia, la estupidez, la codicia sin límite, el desenfreno, la infamia a escala planetaria, donde los seres humanos se matan unos a otros en la desesperada carrera por la subsistencia, en una pútrida selva de cemento que nos está conduciendo a la ruina total.
Los amos de la civilización, quienes controlan a la gran corporación transnacional y sus financistas, están subiendo los precios de los alimentos para obligar a los países de todo el mundo a someterse a las políticas globales de “la alimentación transgénica” impulsadas por las transnacionales de los alimentos. Es decir, pretenden obligar a los países pobres firmar TLC `s con los países ricos para infestar la peste transgénica en el “último mundo” y así resolver la crisis alimentaria, y de paso dejar réditos a las transnacionales y a sus bancos. Es la misma política masónica del ordo ab cao, provocar el problema para ellos dar la solución, provocar el caos para ellos imponer el orden. Es evidente que los precios de los alimentos son manipulados por la banca transnacional asentadas en Wall Street, así mismo los precios del petróleo, así como el de los biocombustibles, que son fijados en reuniones de “gente importante” en el necrófilo mundo de las finanzas, quienes pretenden sacar máximo beneficio a cualquier crisis política, económica o social. Todo el sistema dinerista mundial está sometido a las exigencias de la Reserva Federal privada de los EE.UU y a Wall Street por ser el centro neurálgico de este sistema. La red global financiera mueve sus monstruosos tentáculos en todo el mundo para provocar crisis y luego dar soluciones apresuradas que asentúan la crisis. Por ejemplo, países latinoamericanos como Ecuador, Panamá, El Salvador, dolarizados a raíz de profundas crisis económicas, están sometidos a las políticas monetarias de la Reserva Federal de los EE.UU, siendo este un organismo privado de propiedad de los banqueros transnacionales. Las decisiones que se tomen en esta jerarquía monetaria en EE.UU afectan en igual medida a estos países dolarizados-colonizados. Neo-imperialismo. Si el dólar se derrumba, se formará una avalancha que desplomará la economía no solo de EE.UU sino de todos los países dolarizados y con ello a todo el sistema dinerista mundial que se sostiene por la infame y mafiosa Bolsa bursátil de Wall Street. La crisis económica en EE.UU no es provocada por “fuerzas del mercado incontrolables” o por “fuerzas irracionales inexplicables”, en verdad está siendo diseñada, ejecutada y monitoreada por personas de carne y hueso, banqueros, financistas, mercaderes, que toman las grandes decisiones como dueños de los EE.UU por ser dueños a su vez de la Reserva Federal. La crisis da beneficio a quienes provocan la crisis, mentes enfermas en el poder económico están detrás de la próxima hecatombe alimentaria y la catástrofe social, para homogeneizar la alimentación en una sola entidad transnacional como proyecto del genocida Nuevo Orden Mundial.
La manipulación es evidente, ¿cómo en un planeta donde abundan los alimentos la gente se muere de hambre? Esto se explica porque en los países mal llamados “desarrollados”, en su tremendo egoísmo y mezquindad, desperdician y despilfarran tanta comida por la base angular injusta de todo su sistema capitalista, además de someter al resto de países en su modelo económico. Más de la mitad de estadounidenses son obesos, muchos mueren de indigestión, mientras que en África todos los días alguien muere de hambre, y aun así los estadounidenses quieren imponer su nefasta forma de vida y este injusto y desigual modelo económico a todo el mundo, hasta con guerras genocidas y hambrunas. La farsa económica “liberal-friedmanita” impuesta por la Escuela de Chicago (propiedad de los Rockefeller) de que el individualismo y el egoísmo son la base de la economía y del “progreso”, y que por lo tanto la competencia es el valor absoluto, se asienta en postulados filosóficos nefastos y erróneos, pues es obvio que en una sociedad, si cada cual vela por sí mismo, donde nadie le importe lo de nadie, esto no traerá prosperidad a la sociedad ni mucho menos, sino más bien traerá envidia, odio, división, competencia desleal, perdida de todo valor humano, infamia, hipocresía, decadencia, crisis, ignorancia, estupidez…está demostrado que la especie humana es como una colmena de abejas, si no hubiera cooperación, solidaridad, reciprocidad, jamás hubiera podido subsistir en el transcurso de los milenios. El capitalismo egoico es una de las más terribles pestes sociales que ha llevado a la especie humana al borde del suicidio colectivo. El egoísmo institucional nos está llevando a la ruina, las actuales guerras genocidas y hambrunas, la esclavitud social tiene su raíz en el egoísmo de unos cuantos infames en el poder mundial. Cuando el primer ser humano egoísta limitó su actividad mental a la parte del cerebro “reptiliano” (es la parte del cerebro que se centra en demasía por la territorialidad, el egoísmo de la propia subsistencia, la hostilidad propia de un reptil), se instauró la enfermedad y la decadencia, la pestilencia social que durante milenios a ocasionado tantos estragos, guerras, odios, miseria para la especie humana. Hoy en día la humanidad ha llegado al paroxismo de la enfermedad social, la mezquindad de unos pocos infames asesinos y plutócratas está provocando un genocidio a escala mundial. Las políticas económicas de la “globalización” matan más que el NAPALM o el fósforo blanco, o el uranio empobrecido que son tan usados por los ejércitos occidentales en Irak, Somalia o Palestina en su mercantil guerra por el despoblamiento humano.
Las hambrunas a nivel mundial son provocadas a propósito, con alevosía y premeditación, y los hipócritas académicos se queman el ceso pensando que son las sequías, la subida del precio del petróleo, o el advenimiento de los genocidas biocombustibles, la verdad es que todo el sistema es fabricante de muerte: para mantener la gula de unos pocos es necesario el hambre y la pobreza para la mayoría, mientras esos pocos se indigestan, los pueblos humanos están sometidos a hambrunas y guerras que benefician a los más corruptos y mezquinos, y que sostienen a este inmundo orden establecido. Es la política masónica del nuevo orden mundial, “ordo ab cao”, donde los más glotones y egoístas mandan a costa del hambre de millones...