En el transcurso de la historia humana, se nos muestra a los ojos la evidencia de que toda civilización tiene sus ciclos: subidas y bajadas, creaciones y destrucciones, un ir viniendo que no tiene un comienzo y que no tendrá un final, un eterno ciclo de cambios que es imposible de determinar su origen en el tiempo circular, e imposible determinar una finalidad…esta es una debilidad propia de la teleología del tiempo lineal; pues no existe un fin porque nunca hubo un origen, las civilizaciones nacen y mueren como todo animal, nada detiene la respiración eterna de los infinitos mundos posibles.
Todos los pueblos tienen sus símbolos y mitologías de la eternidad, ninguna es menos válida que la otra en la constante búsqueda de orientación existencial y de vida. La creatividad de los pueblos para asentar en el imaginario respuestas que llenen el vacío intrínseco en la existencia es lo admirable, pero toda respuesta ha fracasado, ninguna puede desvelar el misterio mismo de lo desconocido. Todo modelo de pensamiento, forma de ser, religión y de cultura son solo temporales, ninguna llega a abarcar lo infinito y eterno del número cero. No hay verdades absolutas y menos dogmas cerrados que respondan el hecho real que nadie sabe a ciencia cierta por qué existe todo, ni a donde vamos ni hacia donde estamos yendo, nadie sabe para qué estamos respirando o para qué están respirando los universos. Toda explicación de la existencia es pura ilusión, metáforas de un mundo de artificio…no se sabe a ciencia cierta nada.
Sin embargo, el animal humano ha indagado desde siempre sobre su extraña condición de existencia y siempre ha tratado de explicarse el por qué de su vida; y así es como aparecen religiones, culturas, mitos y civilizaciones que sostienen a las sociedades humanas en este planeta indómito. Nunca dogma alguno ha podido durar más de seis mil años, o soportar los cambios eternos de los ciclos, ninguna ideología ni religión es eterna porque el pensamiento está en constante cambio (“solo el cambio es eterno” decía Heráclito), en cada instante van cambiando las percepciones de la realidad, en cada momento algo nuevo es posible, cada segundo es una nueva posibilidad.
Decir que todo es eterno e infinito, o decir lo contrario, son discusiones ontológicas imposibles de responder, más vale dejarlas al instinto intuitivo que las respondan. Muchas veces es el arte y la magia misma de las mitologías, la poesía, las que tienen la última respuesta. Los más débiles se escudan en la religión impuesta o en la ciencia corrupta establecida, por pereza a pensar. Los más fuertes saben que nada está determinado, que todo es posibilidad, e intuyen que el creador de arte es más que un “dios”, ya que ellos son los creadores de dioses, creadores de divinidad que sincronizan con las fuerzas de lo inefable y lo misterioso de lo desconocido. Todos los mitos y religiones son artificios de poeta, el poeta es más que un humano. Los creadores de mitos conocen la eternidad porque la crean, y no se bastan con lo mediocre de lo establecido que ya huele a viejo.
En este sentido de creatividad posible, pensando en lo inefable del infinito y de lo eterno, acudimos a la poesía y al arte por instinto, y nos sumergirnos en estos océanos de misterio para hallar los tesoros escondidos de nuestro propio ser. Es un sentimiento maravilloso ser la eterna posibilidad, por el simple hecho de que somos únicos e irrepetibles, y como nada está determinado, todo se puede re-hacer.
No existe una verdad que pueda coexistir con la nada del misterio, y esto no es una dualidad de ser o no ser, es la simple intuición de que la verdad de hoy será mentira mañana, así como la verdad de ayer es mentira hoy, porque el misterio es irresoluble. La búsqueda de absolutos es producto del miedo: mediocridad, pereza, cobardía ante el infinito misterio que nos rodea por el hecho de existir. Toda religión es una farsa, toda filosofía dogmática es control, poder, autoritarismo y dominación sobre las masas por parte de unos cuantos psicópatas manipuladores del conocimiento. Los absolutos han muerto como el “dios” de los monoteístas, y ahora le toca al creador, al músico, al poeta, al santo y al genio tomar la posta y volver a crear lo que no ha sido creado jamás, danzando sobre las cenizas del antiguo orden.
Ahora, observando el espectáculo de la caída de la civilización establecida actual, nos adelantamos a los nuevos horizontes, por que toda esta inmundicia de sistema ha sido levantada sobre montañas de cadáveres y con tanta mentira e infamia (la masónica sociedad actual), está a punto de derrumbarse estrepitosamente hacia una crisis y caos total desde lo axiológico, ontológico, ético y socio-político.
No hay valores porque fracasaron las verdades y todos los modelos existenciales. El mundo insano está desplomándose en el más oscuro nihilismo porque hasta la vida misma ha perdido todo valor, un demente culto a la muerte se ha convertido en la base misma de la civilización actual, los zombis pueblan las ciudades consumistas del nauseabundo materialismo, la hipocresía y la infamia se visten de gala en la brutal caída humana. La insanidad reina en este mundo y la humanidad muerta en vida, se ha vuelto desquiciada porque ha perdido su propia naturaleza y animalidad, su vitalidad. Entre cables, cemento y smog, los anti-valores de la podredumbre actual se asientan sobre viles mentiras que alimentan tanta hipocresía social: las redes de la demente y criminal mafia que gobierna el mundo tiene la máscara de “honorabilidad”, “filantropía”, “humanismo”, “socialismo”, “ecología”…( ¡¡¡los genocidas y putrefactos judíos de Kissinger y Al Gore son “premios Nobel de la pAz”!!…¡¡¡qué repugnancia!!!)
La planetaria prisión-civilización está a punto de reventar de tanto hacinamiento y estupidez colectiva. Quizá solo las cárceles de Latinoamérica simbolicen la realidad del mundo entero: una verdadera olla de presión a punto de estallar, comandado por unos dirigentes mafiosos psicópatas, genocidas y asesinos de niños de la masonería judaica, quienes están acelerando la caída de su pútrida civilización hacia la línea cero de la decadencia, en el PLAN milenario del Imperialismo, en su demencial “misión divina” de traer el infierno en tierra: Novus Ordo Seclorum…
Cuando el miedo y la desconfianza se apoderen en su totalidad del corazón enfermo de los humanos, cuando la oscuridad sea tan opaca y espesa, será real el crudo tiempo del fin de los tiempos… la inmundicia reinando en este planeta con careta de “beneficencia” -por favor miren a su alrededor-