Monday, December 13, 2010
La Filosofía de la Hilaridad Lúdica
El juego y la risa son quintaesencia de la vida humana, ya que sin juego y sin risa no hay vida. El estallido de la ruptura ontológica-epistémica del gozo de la risa y del juego, hace que sea una premisa irrefutable, el hecho de que, en el reino del humor, no hay nada que sea en serio…
Ahora, trastocados por esta intuición de que no hay nada en el mundo que no sea objeto de risa, las posibilidades infinitas se abren: no hay ninguna verdad ni creencia para tomarla en serio, es decir todo es una broma, (de buen o mal gusto, eso depende)… solo aquel que haya entendido este hecho de la vida, jamás caerá en dogma, ni en ningún sistema de pensamiento impuesto, flotará con la hilaridad. Sin la risa, sería imposible la cultura, sería imposible el arte, sin la risa no hay razón para el pensamiento.
De allí que es importante fundar una filosofía de la hilaridad lúdica para encarnar a la posibilidad infinita de crear un propio y auténtico saber, una propia y genuina forma de ser, sin las telarañas del modelo impuesto, la razón impuesta, sin la moralina esclavizadora por la cuadrada visión racionalista-pragmática-científica-dogmática-teleológica-religiosa del zombificado humano.
Cuando reímos gozamos de lo pequeño e insignificante de la razón y el misterio intrínseco en cada cosa, lo humorístico de la existencia, pues en el mundo de lo posible, no hay imposibles. Es importante hacer de la risa el “arjé” del pensamiento y forma de ser, ya que la risa sobrepasa la reflexión, la risa es tan flotante que es absurdo incluso filosofar sobre ella. No es ningún misterio que en momentos de profunda risa alcanzamos estados inefables, lo que los místicos llaman “éxtasis” o “iluminación”, un estado de catarsis, plenitud, realización, sensación de infinito, sensación de abarcar los confines de la totalidad. Misterium tremendum.
Cuando has reído ocho horas seguidas, y luego vuelves a la realidad, entonces viene el profundo y necesario llanto, lágrimas de pureza para equilibrar las fuerzas que se han puesto en contraposición. Sin embargo, después de cinco minutos de llanto, la fuerza de ocho horas de hilaridad quedan impregnadas en el ser. Aunque la risa haya cesado, el estado de hilaridad se mantiene, la química del cuerpo se transforma para mejor, con la carcajada hacemos universos y movemos los mundos.
El estado de hilaridad es análogo al estado de lucidez, y da expansión, fuerza espiritual, es la liberación del espíritu, el espíritu libre recibiendo la voluntad de las estrellas en el corazón , la magnificencia del alcance de la verdadera trascendencia del espíritu, infinito…
Uno no juega a los dados con los dioses…uno es más que dios, somos la divinidad cuando tomamos consciencia de la totalidad infinita de todas las cosas, y más cuando nos alimenta lo puro de la risa. Hemos arrojado al basurero de nuestro inconsciente todo ese miedo teológico que hace “crear dioses para salvaguardar el insignificante ego y su limitada razón”... sin embargo, un estado de gozo irracional de risa es el juego divino, trascendemos la debilidad borreguista de aquella nefasta necesidad de “dioses o seres superiores”, en la risa somos soberanos.
Ontológicamente, la realidad es el juego de las probabilidades, todo está jugando constantemente, el ser juega. Epistemológicamente, es una verdad absoluta decir que no hay nada absoluto, decir que nada es verdad y que todo es posible, el Conocimiento crece en proporción a la admiración por lo Desconocido, cuanto más conozco más desconozco. Éticamente, no hay modelos de conducta absolutos, toda religión institucionalizada y conductista (como todos los monoteísmos) son una aberración del espíritu, todo dogma mata la risa.
Entonces, no nos hemos equivocado, para quitar la pesadez del espíritu es necesario no tomar tan en serio a las distintas nefastas creencias y dogmas religioso-filosóficos que tanto abundan en el inmundo mercado de ideologías del putrefacto sistema establecido. El zombi consumista consume ideologías en el rebaño de la muerte del alma.
Lo más saludable es tener un conocimiento propio de todas las cosas, tomando en cuenta que la VIDA DE CADA CUAL ES ÚNICA E IRREPETIBLE, hacer interiormente una hoguera cada día para incinerar toda esa maquinaria psíquica de dogmas y modelos culturales demenciales del marco óntico de esclavitud mental dominante que se esparce todos los días como peste por todos los medios posibles (educación, medios de comunicación, pseudo-cultura de consumismo y de formas de ser, derrumbe moral y espiritual de la sociedad, etc). Para un espíritu libre, la lucha consiste en resistir y resistir, pelear contra el modelo de esclavitud imperante, luchar contra la negatividad de sus paradigmas, dogmas , creencias, que incluso poseen a las personas, golpear con una risotada a todo engendro mutante del lavado cerebral de masas. Pisotear a los débiles borregos del rebañismo ideológico y reír.
Para los despiertos, hacemos que la risa venza toda imposición ideológica, no queda espacio para la creencia, vencemos toda nefasta mala vibra del sistema que envidia nuestro vuelo epistémico-ontológico de fluidez y libertad, los asesinos del espíritu tratan de que no volemos por encima del infinito que el gozo de ser nos entrega, con un venenoso dogma trata de hundirnos emocionalmente para que no alcancemos la realización absoluta del éxtasis. Religión=Estancamiento.
No es ficción la novela de Umberto Eco, “En el nombre de la rosa”, basada en hechos reales, trata de una serie de crímenes y asesinatos en cofradías religiosas cristianas planeadas para que un libro de Aristóteles sobre la Risa sea desaparecido o no se haga público. La risa era muy peligrosa en la terrorista represión emocional religiosa inquisidora de la Edad Media, y lo es también hoy en día porque un espíritu libre y feliz (danzante, artista , creador) es un peligro para el sistema que se retroalimenta de dolor, muerte, sufrimiento, peste espiritual, rebaño, esclavitud mental…
por ello un texto de un filósofo que hable sobre la risa era como una bomba atómica, una peligrosa arma contra el sistema establecido por los amargados, que nunca supieron reír a carcajada limpia, y que jamás sentirán la expansión de esa posibilidad trans-racional.
Los que amamos la probabilidad y el misterio, los que nos admiramos por el infinito número de posibilidades de realidad, rompemos con la risa y el juego toda imposición dogmática de la tiranía mental, nos liberamos de la podredumbre espiritual sesgada de la decadente y perdida sociedad de hoy.
En un principio toda guerra es un juego y la victoria está de quien ríe al último, quien más disfruta del juego… por el contrario, el que ha tomado demasiado en serio su vida, su guerra, el amargado que no ha sabido reír, que no es suficientemente libre para extenderse al infinito, es un súbdito retrógrada de la pesadez, se agarra y se aferra de las ideologías, filosofías gurú y religiones impuestas porque han perdido ese admirable contacto con el misterio que hay en todas las cosas, lamentablemente, ya no tienen sentido del humor, y ya no pueden jugar como un niño-dios… por eso el humor existencial es algo fundamental para poder reírse de sí mismo para trascender y superarse siempre para más, siempre jugando y ríendo en este viaje misterioso de la existencia, curioso, intrigado…
El camino del guerrero es saber guerrear por la satisfacción del juego, no por la satisfacción de la sangre y la lucha. Es el uso de la inteligencia de la estrategia, los planes de combate, la satisfacción de la victoria lo que forman parte del juego de la guerra. La lucha es secundaria, un espíritu libre lucha porque es poseído por la libertad del niño, es un canal de liberación, no porque está obligado ni por un imperativo moral, eso sería la pesadez del rebaño. El espíritu libre no necesita moral para liberarse, ríe.
Decía Nietzsche: "La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con que jugaba cuando era niño."
"La risa es un ser malicioso, pero de conciencia tranquila."
"El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa".