Si partimos del hecho innegable que todo dogma y sistema de
creencias es una cárcel para el espíritu libre, concluimos que toda religión,
secta, ideología, paradigma, son herramientas de poder para esclavizar al ser
humano y mantenerlo en un estado de ceguera, adormecimiento, ignorancia y
estupidez. Podríamos catalogar entonces a toda religión institucionalizada como
una verdadera abominación producto de la imbecilidad humana, puesto que los
actos más deleznables y atroces se han realizado en nombre de Dios, en nombre
de un torcido sistema de creencias que justifica los peores actos para
supuestamente “ganarse el cielo”. Mantener en ignorancia al ser humano es
imperativo para los círculos del poder mundial, por eso sostienen con recursos
y propaganda a las religiones institucionalizadas como la Iglesia Católica, y gastan más recursos a favor de las mentiras de
la religión que en resolver el problema del hambre.
La inmunda Iglesia Católica Apostólica Romana, mejor conocida
como el Vaticano, la religión institucionalizada más poderosa del mundo seguida
del sanedrín judeosionista, son abominaciones religiosas que se levantan como
monstruos poderosísimos ejerciendo una dominación psicológica sobre las masas
estupidizadas y enceguecidas por el dogma torcido de la servidumbre espiritual.
Liderando la Iglesia Católica se encuentra un ser despreciable al que llaman Papa,
que como pastor de un rebaño enfermo mueve a una cantidad inmensa de la
población con sus hiper hipócritas discursos de bondad y paz, cuando los hechos
demuestran todo lo contrario, como por ejemplo el mismísimo banco de la Iglesia
Católica lava el dinero del tráfico de armas y del narcotráfico, siendo un
instrumento decisivo en la creación de conflictos bélicos y apoderamiento de la
mafia global que domina al mundo. Actualmente se encuentra liderando esta
corrupta institución el jesuita, sionista y masón argentino Jorge Bergoglio, o
también llamado Francisco I, uno de los seres más hipócritas, deshonrados y
sinvergüenzas que ha parido la infame historia.
"Bergoglio era el superior de los jesuitas en Argentina y retiró, en mayo de 1976, la licencia religiosa a los curas Francisco Jalics y Orlandio Yorio, dos subordinados suyos en la Compañía de Jesús que habían adoptado una posición activista en la defensa de los derechos de los pobres."
Recordemos que en la dictadura militar de los años 1970´s en
Argentina, siendo Francisco I una de las autoridades de la Iglesia Católica en
este país, no solamente se hizo de la vista gorda cuando policías y militares
arrestaban, torturaban, asesinaban y desaparecían en masa a la población civil
que se oponía a la dictadura militar, la Iglesia Católica y sus autoridades
como Francisco I, también apoyaban y sostenían la dictadura militar con
recursos y sostén ideológico. Videla y otros genocidas militares comulgaban
cada domingo en misa mientras ordenaban exterminar a decenas de miles de
personas de la población civil argentina. Francisco I, como autoridad de la
Iglesia Católica argentina en ese tiempo, estaba muy al tanto de las torturas,
matanzas y desapariciones, y no hizo nada al respecto, al contrario, estaba de
acuerdo con exterminar a toda costa cualquier tipo de “subversión” atea contra
el orden sostenido por la misma Iglesia Católica. Incluso cuando las madres de
los desaparecidos se acercaban a los obispos y arzobispos para buscar apoyo y
detener a los asesinos militares, la Iglesia Católica les cerraba las puertas
en la cara, o les respondían que una de las virtudes cristianas es la “resignación”
y que así hay que tomar la desaparición de sus hijos. Varios sacerdotes
vigilaban de cerca las torturas y desapariciones, Francisco I no solamente fue
cómplice de las matanzas durante la dictadura argentina, participó
indirectamente en ellas dando su apoyo incondicional a los sanguinarios
dictadores. La hipocresía de este despreciable individuo no tiene límite porque ahora se hace llamar el “Papa de los
pobres”, y con su discurso supuestamente de “izquierda” y “ecologista” pretende
ganarse la simpatía de la inmensa mayoría de muertos vivientes del judeocatolicismo consumista occidental.
Lo que no sabe tampoco este inmenso rebaño ignorante es que
el mismo Francisco I, siendo autoridad de los jesuitas de la Iglesia Católica argentina, abogó a favor de
la criminal corporación transnacional Monsanto para que Argentina se convierta
en uno de los cinco países con mayor cultivo de transgénicos en el mundo, el
actual Papa defendió que para sacar adelante la economía del país era necesario
prostituir a la Argentina a Monsanto ya que
supuestamente los transgénicos podrán resolver el hambre en el mundo. Y ahora
el muy infame Francisco I escribe una encíclica papal “ecologista” que defiende
el medio ambiente culpando de su deterioro a la humanidad sin decir nada de los
pesticidas de Monsanto que están destruyendo el planeta. El Papa fortalece el
discurso genocida de las élites de que el ser humano es el culpable del “calentamiento
global” y que es necesario acelerar la despoblación humana para salvar al medio
ambiente. Lo mismo dicen los masones de David
Rockefeller y Henry Kissinger, que es necesario despoblar al planeta con hambre,
guerra, pestes, para salvar el medio ambiente. El infame Francisco I se suma a
esa campaña de despoblamiento al repetir el mismo discurso ecologeta, y no
solamente con respecto al despoblamiento humano, sino también a la necesidad de
“políticas globales para resolver el problema del calentamiento global”. Es
decir, la encíclica papal es favorable a la creación de un Gobierno Mundial
para resolver el problema del medio ambiente, sosteniendo y apoyando el
discurso imperialista de las élites que abogan por la creación de un nuevo
orden mundial. El Papa es un instrumento de los genocidas para que la ignorante
población zombificada acepte las políticas imperialistas.
El poder de
influencia del Papa es tal que más de un tercio de la humanidad se
autodenominan católicos apostólicos romanos y seguirán como un extraviado
rebaño las ideas del Papa. Nada nuevo
con la Iglesia Católica que desde su creación en el siglo IV D.C con el
Emperador Romano Constantino, ha sido y será una institución al servicio de las
élites del poder mundial. Y sobre todo cuando en el siglo XVI el infame Ignacio de Loyola crea la mafiosa y
corrupta Compañía de Jesús, organización de los “jesuitas”, que ha sido clave en
los hechos más degradantes de la historia reciente como el asesinato del presidente de EE.UU John F. Kennedy o los genocidios instigados por los “jesuitas” infiltrados en el poder mundial, que junto a sociedades
secretas como la francmasonería o los Caballeros de Malta pretenden concentrar
la riqueza y el poder en pocas manos, con guerras miseria, hambre y genocidios, para la instauración del Gobierno Mundial
y la llegada del mesías del Judeocristianismo. ¿Será por eso que todos los Papas
usan el sombrerito o “kipá” de los judíos? ¿No fue acaso Francisco I quien
apoyó a Israel en el verano pasado del 2014 en la matanza contra palestinos?
pues no dijo nada, ni una condena, sin embargo, ahora ya el Vaticano reconoció
la existencia del Estado palestino por las presiones externas, aunque en su interior
Bergoglio es profundamente sionista y actor esencial para la creación del
Gobierno Mundial sionista que se pretende instaurar en las próximas años.
Su hipocresía no tiene límite cuando recién ahora se ha
tratado de condenar a unos pocos sacerdotes pedófilos violadores, cuando el
fenómeno de la pedofilia es generalizado en toda la Iglesia Católica. Hoy por
hoy se puede confirmar que 1 de cada 2 sacerdotes de la Iglesia Católica son enfermos
pederastas, su sexualidad ha sido enfermada por esta nefasta religión represora
de los instintos sexuales. La pedofilia es producto de una religión que condena
el instinto sexual degradándolo a una forma de sexualidad pervertida e insana.
¿Por qué no llega al meollo del asunto? ¿Por qué no ataca las causas y cree que
condenando a unos pocos sacerdotes violadores de niños se va terminar este
fenómeno social? ¿Por qué no condena de forma firme la cantidad de sacerdotes pedófilos que dañan
la inocencia de los niños, reproduciendo la brutal decadencia moral de nuestra
época? ¿Por qué tampoco no dice nada de que en los subsuelos del Vaticano se
realizan rituales de magia negra con asesinatos y violaciones rituales de niños
y adultos perpetrados por arzobispos y sacerdotes?
Francisco I representa esa inmundicia moral, y ahora está de
visita en los países latinoamericanos cuyos Estados no escatiman en gastar cientos
de miles de dólares, por no decir millones, para recibir a uno de los reyes más infames de la hipocresía, y líder
espiritual de la decadencia y de la perdición. Sólo el gobierno de Ecuador ha gastado más de quinientos mil dólares para
la visita de este infame personaje en julio del 2015, cuando con esos recursos
podrían construirse más hospitales y escuelas, pero sirven de instrumento de las
élites masónicas y sionistas para ejercer la dominación y el poder sobre las masas estupidizadas de la
putrefacta civilización judeocristiana.